viernes, 14 de junio de 2013

URUGUAY CAMPEON MUNDIAL


MONTEVIDEO -- Uruguay cumplió los pronósticos y se consagró campeón del primer Campeonato del Mundo tras derrotar a Argentina en la final disputada en el estadio Centenario. A continuación, la crónica publicada por el diario argentino La Nación el día lunes 31 de julio de 1930.

Montevideo (De nuestros enviados especiales) - La concurrencia a la jornada final del Campeonato del mundo no alcanzó los límites extraordinarios que permitieron suponer ciertos antecedetes de fuente inobjetable y la inusitada animación de las calles horas antes de la fijada para el match.
Es que, a pesar de lo asegurado en contrario, muchas entradas fueron a parar a manos de revendedores, que exigieron por ellas precios elevadísimos, ajenos a las posibilidades de las clases más modestas; y otras, ya colocadas, lo fueron entre aficionados argentinos, que habiéndose propuesto ir al match tuvieron en su contra las condiciones atmosféricas como determinantes del retraso de las embarcaciones que los conducían a Montevideo.
De todas maneras, sin estar colmado el estadio se llenó y para reflejar el exaltado entusiasmo de que es capaz yna multitud no hacía falta en verdad más gente.
BANDERAS OTRA VEZ
Las banderas, agitadas incansablemente por espectadores animosos, han caracterizado las ruedas decisivas del torneo; no podían falta hoy, cuando se iba a decidir la posesión del título máximo.
Las hubo, y en notable cantidad, de todos los tamaños en los más variados matices del mismo color. Tremolaron saludando a los equipos, festejando las jugadas más brillantes, celebrando la conquista de los goles.
Prestaron, en suma, a la brillante fiesta deportiva el cariz patriótico que se cree necesario señalar en abono del mejor desempeño de los rivales, cuando éstos visten los distintivos de países empeñados en idéntido afán de superación.
Sin ellas es probable que la sensación de ambiente hubiera resultado mucho menos acusada. Decimos es probable y debemos afirmar: es seguro.

APARICIÓN TEMPRANA
No se dio a los espectadores margen para exteriorizar impaciencia: iban a ser exactamente las 14.10cuando el equipo argentino hizo aparición por la escalinata situada a la izquierda de la torre del homenaje.
Entonces resultó bien evidente un detalle: que ya muchos habían advertido por primera vez correspondía a nuestra representación ese vestuario y la bandera que lo individualizaba quedaba en idéntica orientación con respecto al centro de la tribuna olímpica.
Se recordó que anteriores triunfos argentinos coincidieron con la ubicación de la bandera en el sector opuesto y se interpretó el cambio como de mal augurio: el resultado dio la razón a los cabalistas.
Esas reflexiones no fueron obstáculo, desde luego, para que la aparición de los argentinos fuera saludada con entusiastas aplausos, que se tornaron en atronadora ovación cuando desde la otra escalinata de la referida triubana descendió el equipo uruguayo casi enseguida. Banderas, hurras, voces de aliento formaron un todo multiforme y vivido. Confundiéronse en una misma emoción las graderías. Cada espectador recibió a sus preferidos con el más cálido y espontáneo grito de estímulo.
Lo que siguió fue atendido con curiosidad creciente: saludáronse ambos teams frente a la torre, entregando los uruguayos un ramo de flores a sus adversarios, cruzaron luego el field, lanzaron hurras hacia la tribuna América, atendieron a los fotógrafos, practicaron brevemente en los arcos y se alistaron por fin para dar comienzo a la lucha que resumiría el esfuerzo de muchos días de preparación y voluntad mantenida en largas horas de estrecho aislamiento.
PRIMER PERÍODO
En medio de una profunda expetación, el juez llamó a los equipos, que se alistaron así: Argentina: J. Botasso; J. Della Torre y F. Paternoster; J. Evaristo, L. Monti y A. Suárez; J. Peucelle, F. Varallo, G. Stábile, M. Ferreira y M. Evaristo. Uruguay: H. Ballesteros; J. Nasazzi e L. Mascheron; L. Andrade, L. Fernández y A. Gestido; F. Dorado, H. Scarone, H. Castro, J. P. Cea y A. Iriarte.
Por haber elegido valla el capitán uruguayo correspondió iniciar las acciones a Stábile, quien con un pase corto puso en juego a Ferreira (...)
A los cuatro minutos los uruguayos llevaron dos cargas serias por el centro del field, pero Della Torre y Paternoster detuvieron el ataque. Al pasar el juego al otro campo Fernández efectuó un quite violento contra Varallo y de inmediato hizo víctima de un foul al insider, jugada que el juez castigó. Ejecutó el puntapié Paternoster. Entrón en escena Peucelle, quien eludió a Gestido, pero su centro fuerte y a media altura fue interceptado por Nasazzi (...)
DORADO ANOTÓ EL PRIMER GOAL URUGUAYO
Habían pasado 12 minutos cuando los uruguayos volvieron a inquietar a la zaga argentina. Cea hizo un pase a Scarone, que escapó a la vigilancia de Monti. Como el insider se viera dificultado por Paternoster, cruzó ligeramente la pelota a Dorado, quien sin titubear avanzó dos pasos, aseguró la dirección y con un shot cruzado y bajo señaló el primer tanto uruguayo.
Se observó inmediatamente una notable reacción de los argentinos. Stábile fue quien primero sacudió a la defensa local con una de sus características incursiones e inmediatamente Varallo probó a Ballesteros con un poderoso tiro bajo que el guardavalla uruguayo detuvo de gran forma, en el preciso momento en que el juez penaba por offside a Evaristo.
El juego había adquirido en esta parte del match un manifiesto equilibrio, pues el ataque argentino actuaba con energía, especialmente el ala derecha. A los 16 minutos Monti hizo un buen quite a Cea y puso la pelota a los pies de Ferreira. Pero a cruzársela a Evaristo, la tentativa se malogró, como la anterior, pues la pelota salió del campo (...)
PEUCELLE OBTIENE EL EMPATE
Suárez recibió la pelota de Paternoster e hizo un pase adelantado a Evaristo. El winger se lanzó hacia adelante, pudo eludir a Andrade e hizo un centro preciso. Fernández no pudo retener la pelota y entonces Varallo, con exacto sentido del momento, cruzó aquella a Peucelle. El wnger, no obstante hallara a Gestido y Mascheroni sobre él, efectuó un certero tiro cruzado que señaló el empate, acogido con ruidosos aplausos por el diverso grupos de hinchas (...)
UN MAGNÍFICO GOAL DE STÁBILE
Transcurrían 36 minutos de juego cuando los uruguayos organizaron un ataque por el centro del field. Castro avanzó velozmente, seguido por Monti y Paternoster y ya sobre el área peligrosa argentina ensayó un poderoso tiro que pegó en el travesaño, volviendo la pelota al centro del field.
Hubo algunas incidencias sin relieve y de inmediato Monti hizo un quito a Scarone y adelantó la pelota a Ferreira. El insider la cruzó con prontitud a Stábile y el pujante centre-forward se deslizó entre los zagueros uruguayos, los que trataron en toda forma de pararlo en una acción estéril, pues el delantero argentino despidió un fuerte shot que significó la segunda caída de la valla uruguaya, cuando habían transcurrido 38 minutos.
Se hizo fuerte el juego de los uruguayos a raíz de esta ventaja argentina. Andrade cometió un foul contra Evaristo en momentos en que el wing avanzaba (...)
Hubo un esfuerzo individual de Stábile que Nasazzi cortó a tiempo y en momentos en que Fernández, por dos veces, enviaba la pelota sobre la valla y otras tantas era devuelta por la zaga argentina se vio a Evaristo alejar, esta vez definitivamente, coincidiendo la jugada con el final del primer período.