viernes, 22 de noviembre de 2013

LA REPUBLICA DOMINICANA , FACTORIA DE TALENTO PARA EL MEJOR BEISBOL DEL MUNDO


El día 2 de septiembre del presente año hizo su debut en las Grandes Ligas el nativo de la provincia Peravia José Ramírez. El pimentoso jugador de cuadro había sido destacado como uno de los mejores novatos de la temporada otoño-invernal dominicana 2012-2013 y con su llegada al máximo nivel profesional se convertía, según el consenso de los listados, en el dominicano número 600 en participar en el circuito de más nivel en el béisbol profesional mundial.
El número 600 de un listado que comenzó en septiembre de 1955 con Osvaldo Virgil, y que, desde entonces, no ha parado de crecer en calidad y cantidad.

Sólo siete Estados de la unión norteamericana superan la cosecha dominicana: California, New York, Illinois, Massachusetts, Pennsylvania, Texas y Ohio. De este grupo, sólo Massachusetts tiene una extención territorial menor a la de nuestro país. Esta industria sin chimenea, que saca recursos humanos altamente capacitados para la práctica de una competencia que genera un impacto económico de hasta 7,000 millones de dólares ha dejado una visible huella en nuestra sociedad. 

Dispersos por nuestra geografía existen cientos, tal vez miles de centros de entrenamiento llamados coloquialmente "programas", algunos con procedimientos rudimentarios, otros mucho más sofisticados en la manufactura de un producto que tiene nombre y apellido, y que lleva consigo una carga de ilusiones mucho mayor a la madurez que exigen los éxitos y fracasos que brinda el camino del bate, guante y pelota.

Con la llegada de las Academias, embajadas fijas de las organizaciones de MLB que bien pueden ser las zonas francas de toda esta cadena que inicia en las ligas infantiles, donde comienza el largo periplo hasta que los más aptos, los más resistentes, los que mejor sortean los obstáculos, esos pocos, proporcionalmente, llegan a convertirse en las estrellas de impacto en la sociedad que consumen el pasatiempo nacional de los dominicanos.

El Estado dominicano ha tenido una clara política de "dejar hacer" en materia de la industria de captación de prospectos para el béisbol profesional. Sorprende que, tratándose de un entramado que maneja recursos millonarios, y que reúne a miles de menores de edad, la mayoría de ellos abandonando sus estudios regulares, no exista una legislación especial sobre este particular. 

Por cada joven que firma para el profesionalismo, una buena cantidad no lo logra. Por cada uno que llega al máximo nivel, una alta proporción se queda en el camino. Sería interesante preguntarse cómo puede la sociedad dominicana reintegrar a estos ciudadanos como entes útiles y productivos. Es una de las materias pendientes que tiene por delante el movimiento deportivo nacional.

POR : José Luis Mendoza